En los últimos años, el paisaje agrícola de Castilla-La Mancha ha cambiado de forma silenciosa, pero radical. Sobre los campos de olivo, vid, cereal o almendro, empiezan a sobrevolar drones que ya son herramientas imprescindibles para decenas de agricultores de la región. Lo que comenzó como un experimento tecnológico hoy es una realidad consolidada en zonas como La Manchuela, La Mancha o los campos de Hellín.
Cada vez más explotaciones incorporan este tipo de aeronaves para mejorar el rendimiento, optimizar los recursos y cumplir con las exigencias medioambientales que impone la PAC y la normativa europea. Lo que antes se hacía recorriendo hectáreas a pie, ahora se realiza desde una pantalla, con datos precisos, en tiempo real, y con una eficiencia que hasta hace poco parecía ciencia ficción.
Empresas de drones que ya son imprescindibles en el campo
El auge de los drones para el campo no se ha quedado en manos de grandes multinacionales. Son empresas locales las que están liderando este cambio en la región. Una de ellas es FlyWork Drone, que opera en buena parte de Castilla-La Mancha ofreciendo servicios de teledetección y análisis agronómico. Según explican desde la empresa, los agricultores buscan, sobre todo, mejorar la eficiencia del riego, identificar plagas con antelación y reducir el uso de fitosanitarios.
Otro caso destacado es Pulveriza Dron, con base operativa en la provincia de Toledo, pero que trabaja activamente en las comarcas agrícolas de Albacete. Se han especializado en la aplicación aérea de productos fitosanitarios, una técnica que permite realizar tratamientos muy localizados, respetando los márgenes de seguridad y reduciendo significativamente el impacto ambiental.
Estas compañías no solo ofrecen servicios, sino que también imparten formación para que los propios agricultores puedan convertirse en pilotos autorizados y manejar sus propios drones. De hecho, ya es habitual ver cómo muchos profesionales del campo incorporan este tipo de formación dentro de su estrategia para modernizar sus explotaciones.
Más allá de la imagen: qué hacen realmente los drones para el campo
Detrás de la imagen casi poética de un dron sobrevolando un olivar hay una realidad técnica muy precisa. Los drones no solo toman imágenes. Recogen datos complejos a través de cámaras multiespectrales que detectan, por ejemplo, niveles de estrés hídrico, falta de nutrientes o presencia de enfermedades en las plantas antes de que sean visibles a simple vista.
Esto ha permitido que agricultores de zonas como La Manchuela o los llanos de Albacete puedan anticiparse a problemas que antes suponían pérdidas millonarias. Lo que antes se detectaba cuando el daño ya estaba hecho, hoy se localiza en cuestión de horas, lo que permite actuar de forma precisa, eficiente y con menores costes.
En algunos casos, los drones también se utilizan para tareas como el conteo de árboles, el análisis de la calidad del suelo o incluso la planificación de nuevas plantaciones. Tecnologías que, hace apenas cinco años, parecían inalcanzables para una explotación media, hoy están completamente integradas en la rutina agrícola de la región.
Normativa: lo que el agricultor debe saber antes de volar
No todo es tan sencillo como comprar un dron y ponerlo a volar sobre el cultivo. El uso profesional de estas aeronaves está regulado de forma estricta por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) y por normativa europea. Los agricultores deben estar registrados como operadores, contar con un seguro de responsabilidad civil y obtener certificados de formación homologada.
Uno de los aspectos que más dudas genera en el sector es dónde y cómo se puede volar. En entornos rurales como los campos de Castilla-La Mancha, las restricciones son menores que en zonas urbanas, pero igualmente es necesario respetar distancias, altitudes y coordinar operaciones si se está cerca de espacios aéreos controlados.
La Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha, consciente de este nuevo escenario, ha empezado a colaborar con empresas y asociaciones para facilitar la incorporación de estas tecnologías, ofreciendo formación y asesoramiento, especialmente en el contexto de la digitalización del campo y la implementación del cuaderno de campo digital, que ya es obligatorio para muchas explotaciones.
La agricultura del futuro ya vuela sobre Castilla-La Mancha
Resulta casi irónico que, en un oficio tan tradicional como la agricultura, sean estos pequeños dispositivos voladores los que estén marcando el camino hacia el futuro. Lo cierto es que el uso de drones ya no es una opción marginal, sino una herramienta clave para garantizar la sostenibilidad, la competitividad y el cumplimiento de las normativas actuales y futuras.
Mientras las ayudas de la PAC exigen una agricultura cada vez más eficiente y sostenible, tecnologías como esta se convierten en aliadas imprescindibles para el agricultor manchego. Empresas como FlyWork Drone, Pulveriza Dron o UtilTech son solo un ejemplo de un ecosistema que no deja de crecer y que demuestra que la transformación digital también ha llegado, y para quedarse, a los campos de Albacete y de toda Castilla-La Mancha.
Y, por cierto, no es casualidad que muchas de estas soluciones estén siendo presentadas en eventos como el Congreso Nacional de Riegos celebrado en Albacete, donde quedó claro que el futuro del campo está más cerca de lo que muchos pensaban.