En el campus de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes y Biotecnología de Albacete, miles de hectáreas de regadío estuvieron presentes del 11 al 13 de junio, aunque fuera en papel. El 40º Congreso Nacional de Riegos, organizado por la Asociación Española de Riegos y Drenajes (AERYD) junto a la UCLM, el Ministerio de Agricultura, el Ayuntamiento de Albacete, la Junta de Castilla‑La Mancha y la Diputación provincial, reunió a más de 300 profesionales —entre técnicos, regantes, investigadores, empresas y administraciones— según confirmó la UCLM.
La apertura estuvo presidida por la secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación, Mª Begoña García, el vicerrector Ricardo Cuevas y la presidenta de AERYD, José Mª González. Un guiño institucional que sube el nivel: el sector del regadío exige y recibe atención política.
La tecnología toma el protagonismo
En un foro donde la tradición sigue siendo importante, la innovación fue protagonista. Profesionales como Wim Bastiaanssen (IrriWatch Ambassador de Hydrosat) y Alfonso Calera (Director del Grupo de Teledetección y SIG de la UCLM) presentaron avances en sensores remotos y tecnologías satelitales para medir humedad y optimizar riegos Un hecho con implicaciones directas en cómo los agricultores deciden cuándo y cuánto regar.
Las sesiones incluyeron temas punteros: teledetección con nanosatélites, drones aplicados al campo y digitalización de los regadíos. En total, se presentaron 85 comunicaciones científicas en un formato vibrante que estrenó el foro empresarial de innovación.
Modelos que funcionan… pero a qué coste
Entre los debates se destacaron los sistemas de riego localizado o el uso de energía solar para impulsar bombas. En ese sentido, la Comunidad de Regantes Príncipe de España firmó un convenio de 4,5 millones de euros para modernizar su red, sumándose a los 91,6 millones que Castilla‑La Mancha destina a este capítulo.
La secretaria de Estado garantizó la ejecución de la inversión antes del 30 de junio de 2026, subrayó la reducción mínima esperada de consumo hídrico (más del 10 %) y vinculó este impulso al plan de Recuperación Europeo, la PAC y fondos regionales.
Pero la inversión tiene un precio, y no solo económico. Pese a los beneficios, los agricultores se enfrentan a una burocracia que retrasa y encarece los avances. En un congreso que mezcla ilusión tecnológica con exigencias administrativas, ese contraste fue visible.

Albacete como espejo del problema nacional
Este congreso no es solo un evento: es un reflejo de la situación en muchas regiones agrícolas. Castilla‑La Mancha concentra unas 184.000 hectáreas de regadío, del que más del 64 % corresponde a métodos de alta eficiencia como el riego localizado —por encima de la media nacional del 53,7 %—.
Pero, tan importante como la modernización, resulta la correcta gestión del agua subterránea y superficial en cuencas tensionadas. Con reglamentaciones más estrictas y cuencas al límite, existe una necesidad urgente de infraestructuras nuevas o mejoradas, algo que —como alertan muchos asistentes— está muy apagado en la agenda nacional.
Una mirada crítica, pero con esperanza
El Congreso ha sido un espacio de contraste: por un lado, la pujanza de la tecnología, por otro, las trabas que frenan su adopción. El mensaje final fue claro: sin agua no hay campo, pero tampoco hay campo sin simplificar procesos, firmar convenios fiables y acompañar financieramente a quienes adoptan novedades.
En este marco, Albacete se posiciona como un laboratorio y escaparate. Si aquí funciona un plan de energía solar para regar y riego inteligente con satélites, puede implementarse en la Mancha entera.
Colofón del congreso: demostraciones en campo
El último día, el 13 de junio, se celebró el evento «Deeptech», con demostraciones prácticas de riego localizado, sistemas pivote, drones y estaciones de bombeo, organizadas por ITECAM. Según el programa, participan al menos cuatro empresas punteras de la región. Fue la guinda a tres días donde la teoría se puso en práctica… bajo el sol manchego.