En los últimos años, la comarca de La Manchuela conquense y albaceteña ha dejado de ser un simple paisaje agrícola para convertirse en un laboratorio de desarrollo rural. Entidades como ADIMAN —el Grupo de Desarrollo Rural de la zona— han aprobado durante el último periodo 167 proyectos que movilizaron 11,6 millones de euros, generando 644 empleos.
En la parte albaceteña de la comarca, los datos son igualmente contundentes. Más de 500 proyectos tramitados entre 2014 y 2022 han supuesto una inversión pública superior a los 6,17 millones de euros, arrastrando más de 20 millones en inversión privada.
Solo en abril de 2024 se abrieron dos nuevas convocatorias Leader con 1,1 millones de euros, destinadas tanto a empresas como a ayuntamientos de la zona. Los proyectos financiados abarcan desde microbodegas a carpinterías o infraestructuras municipales.
El regadío: motor económico con sombras burocráticas
La Junta de Castilla-La Mancha ha situado el regadío como prioridad absoluta. En 2024 destinó 34,6 millones de euros a la modernización de 22.000 hectáreas, beneficiando a más de 16.000 agricultores en toda la región.
En Albacete, la inversión concreta alcanzó los 17 millones, sumando 1.900 hectáreas nuevas de regadío. Las ayudas se dirigen especialmente a zonas como La Manchuela, donde el cambio climático y la sequía están forzando transformaciones urgentes.
A pesar de las cifras, las críticas no se han hecho esperar. Agricultores denuncian retrasos administrativos, dificultades en la tramitación y normativa poco adaptada a la realidad del campo. Algunos proyectos esperan desde 2022 una resolución efectiva.
La PAC y las zonas excluidas: la brecha de Albacete
La tramitación de la PAC ha encendido los ánimos en varias zonas de Castilla-La Mancha. En abril de 2024, 245 municipios de la región fueron declarados en situación de excepcional sequía, pero sorprendentemente varios de ellos en la provincia de Albacete, incluida parte de La Manchuela, fueron excluidos de algunas ayudas.
El propio consejero regional de Agricultura protestó ante el Ministerio por lo que calificó de “error técnico que no refleja la realidad del terreno”, presentando alegaciones formales.
Viticultura, almendros y relevo generacional
Otro de los focos clave es el sector vitivinícola. La Manchuela concentra una parte importante de la Denominación de Origen Manchuela, pero los viticultores alertan de la necesidad urgente de ayudas específicas para modernizar explotaciones, introducir riego eficiente y, sobre todo, favorecer la entrada de jóvenes.
Las plantaciones de almendro y pistacho, cada vez más presentes, están recibiendo líneas de ayuda destinadas a combatir la desertificación y asegurar la rentabilidad en zonas de baja pluviometría. En concreto, cinco municipios de La Manchuela albaceteña han sido declarados zonas prioritarias para cultivos de frutos secos.
Burocracia: la losa invisible de las subvenciones
Si bien los fondos llegan, muchos de ellos se ven atrapados en un laberinto burocrático. Los agricultores reclaman que los GDR (Grupos de Desarrollo Rural) simplifiquen procedimientos, mientras que desde las administraciones se insiste en que es Bruselas quien impone muchos de esos requisitos.
De hecho, se calcula que la ejecución real de las ayudas Leader en La Manchuela no supera el 70 % del presupuesto aprobado, precisamente por los atascos administrativos.
Subvenciones sí, pero ¿llegan a tiempo?
El campo de La Manchuela vive un momento decisivo. Los fondos están ahí: 176 millones para los GDR en toda la región hasta 2027, con otros 94 millones adicionales ya comprometidos.
La pregunta es si la burocracia permitirá que estos fondos se conviertan en empleo, desarrollo y arraigo, o si, como temen muchos, terminarán diluyéndose entre informes, plazos y normativas imposibles.